Antes de comenzar a limpiar el vidrio se recomienda ampliamente que los limpiadores hagan una prueba de limpieza en una pequeña área de la ventana y se detengan un momento a examinar la superficie con cuidado para detectar daños en el vidrio y/o cualquier revestimiento expuesto. La capacidad de detectar ciertos daños en la superficie como rasguños leves puede variar mucho según las condiciones luminosas. Se necesitan condiciones de luz diurna para evaluar correctamente una superficie de vidrio en busca de daños. Los rayones que no se ven fácilmente con un cielo oscuro o gris pueden ser muy notorios cuando el sol está bajo en el cielo. Además, debido a que diferentes fondos pueden generar diferentes observaciones, los métodos de limpieza deben probarse en todas las instalaciones de vidrio del edificio.
La limpieza debe comenzar empapando las superficies de vidrio con agua limpia y una solución suave y no abrasiva. Aplique cantidades generosas de solución a las superficies de vidrio con un cepillo, una tela o cualquier otro aplicador no abrasivo, y talle suavemente para aflojar la suciedad y desechos. Inmediatamente después de la aplicación del liquido limpiador, se debe usar un limpia vidrios para eliminar todo el líquido de la superficie del vidrio. Durante la limpieza de rutina, se debe tener cuidado para evitar el contacto del metal o plástico rígido con la superficie del vidrio; las cuchillas de afeitar y los raspadores de metal no deben formar parte de la limpieza de rutina. El uso de suficiente agua ayudará a evitar que las partículas abrasivas queden atrapadas entre el vidrio y las herramientas de limpieza que se utilizan. Sin embargo, el limpiador necesita ser diligente al remover todas las partículas abrasivas que puedan rayar el vidrio.
Glass
Association of North America (GANA) y la International Window Cleaning Association
(IWCA) reconocen una técnica adicional de limpieza de vidrios que utilizan
algunos contratistas profesionales de limpieza de ventanas. Esta técnica emplea
el uso de agua pura sobre la superficie del vidrio usando un poste de extensión
especializado. Un tallado suave de un cepillo que no raye (no abrasivo) seguido
de un enjuague final de agua pura. Por lo general, se permite que el agua de enjuague
tenga un contenido total de sólidos disueltos (TDS) de 20 partes por millón (PPM)
o menos para evitar manchad y rayas en las superficies limpias, por lo mismo el
uso de agua del grifo no es aceptable. Â El
tratamiento eficaz del agua mediante equipos de intercambio iónico y/o de ósmosis
inversa, debe usarse junto con los métodos de entrega y enjuague en todo
momento. La calidad del agua se puede monitorear con un TDS de mano o un medidor
de conductividad. Una lectura de 40 micro-Siemens/cm (0.025 Me ohm – cm)
representa un nivel de 20PPM.